Arte paleolítico

Pie de Plano/Israel H. Ortega*

Diciembre de 2025

Definir la palabra arte es una tarea muy difícil de realizar, sobre todo porque abarca distintos factores como el tiempo, el contexto, la temática a partir de la cual se desee estudiarlo y, sin lugar a duda, la idiosincrasia de los distintos grupos colectivos o autores individuales quienes, a lo largo de la humanidad, se han interesado por desarrollar ciertas maneras de expresión en particular cuya función va acorde a las necesidades de cada sociedad.

El estudio del desarrollo de las distintas industrias líticas surgidas en el Paleolítico Superior va más allá del simple hecho de conocer las características propias de cada una, ya que detrás de esas particularidades, existen miles de años que tuvieron que transcurrir para que a la humanidad le fuera posible la identificación de las propiedades físicas de cada uno de los materiales que le rodeaban y con ello fabricar herramientas que le permitieran proveerse de alimento y, una vez que vio satisfecha esta necesidad, se dio a la tarea de desarrollar objetos no con una función de artefactos sino con la intención, quizá, de manifestar el quehacer cotidiano.

Así pues, es en este contexto apenas esbozado en el párrafo anterior, en el que surgen las primeras manifestaciones de arte en toda la extensión de la palabra, mismo que, como el día de hoy, muy probablemente haya sido producido por grupos perfectamente establecidos para la realización de trabajos específicos, pero, sobre todo, colectivos. Resultaría interesante, entonces, hacer un análisis y un ejercicio de imaginación que permita comprender aún más la manera de vivir de hace miles de años.

Además, es importante mencionar que la producción del arte paleolítico, no es más que el resultado de interpretaciones personales que los antepasados realizaban en función de su contexto; similar a lo anterior, los estudios actuales y publicaciones al respecto dadas a conocer alrededor del mundo, son también subjetivas de cada uno de los diversos autores; por tanto, comprender a los creadores y a sus obras de arte, es una tarea que exige un análisis tanto de las formas de expresiones artísticas actuales como de las ocurridas hace miles de años.

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Por último, no debe olvidarse que la duración de los diversos periodos como el paleolítico, neolítico o mesolítico, nunca deben interpretarse de manera tajante; es decir, cuando se menciona que una etapa duró 10 mil o 120 mil años, en realidad, no son más que aproximaciones y no realidades, ya que cada una de las dataciones se encuentran en función de diversos factores tales como las regiones donde son llevadas a cabo.

Por ejemplo, la vida de una persona si bien comienza a partir de que ésta nace, su personalidad se definirá paulatinamente a través de los años; lo mismo sucede con la Historia, en donde los diversos acontecimientos evidentemente quedan asentados en determinada fecha; sin embargo, para interpretar a cada una de las manifestaciones de la humanidad debe realizarse un estudio con la mayor cantidad de factores sucedidos en determinados contextos.

Antecedentes

Abordar el tema sobre el cual versa el presente texto sin una previa contextualización, dificultaría un poco su comprensión, por ello es necesario ubicarlo en su tiempo y espacio durante el cual se desarrolló.

La cronología para el estudio de la Prehistoria, en Europa, se ha dividido en dos partes generales denominadas Edades: Edad de Piedra o lítica y Edad de los Metales, de la que sólo se hablará de la primera; misma que se clasifica en tres épocas o divisiones arqueológicas conocidas como:

Cada una con características tecnológicas específicas en cuanto al uso de la piedra.

El Paleolítico a su vez, se divide en:

Dentro del Paleolítico Superior existieron distintas industrias denominadas líticas, cuyas características fue desarrollar ciertas técnicas de manufactura destinadas a la producción de artefactos que permitieran la obtención, en un principio, de alimentos y, posteriormente, de objetos mediante los cuales pudieran expresar aquello que les pareciera interesante imitar, como el cuerpo humano y ciertos animales cuadrúpedos.

Donde se ha identificado el surgimiento de las primeras expresiones de arte es en el Paleolítico Superior, mismas que fueron posibles gracias al desarrollo de las siguientes industrias líticas:

La diferencia entre estas tres industrias es la complejidad del desarrollo de las herramientas, las cuales eran elaboradas a partir del tallado o labrado de piedras pequeñas o huesos de animales.

De la mano con la fabricación de estos utensilios surgió el interés por plasmar ciertas manifestaciones de la actividad propia de las personas y del medio natural que las rodeaba mediante el trazo en paredes de escenarios diversos; pero también es muy posible que la intención de ello fuera sencillamente expresar cosas imaginadas. A esto se le ha denominado «pintura rupestre».

En cuanto a su localización física y geográfica en el espacio, es Europa la región que continúa siendo considerada hasta el día de hoy y a nivel mundial, como el crisol del arte¹, concibiendo a éste desde una de sus definiciones más abstractas, que a la letra del diccionario dice:

“manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.”

¹ Vale la pena aclarar que esta es meramente una perspectiva euro centrista que deja fuera otras regiones del mundo donde también nació y se desarrolló el arte.

Así pues, es necesario comprender que detrás de esa interpretación de lo real o imaginado, existe un complejo desarrollo y evolución mental que permitió al ser humano llevar a cabo la manufactura de objetos de piedra y posteriormente de hueso y asta. El aprovechamiento de estos dos últimos materiales es, sin duda, producto de ese perfeccionamiento industrial lítico que facilitó la identificación de las distintas propiedades físicas pertenecientes a cada material; con ello, logró distinguir las ventajas de utilizar uno u otro; es decir, se puede emplear ya, y sin temor a equivocarse, el término selección.

Posteriormente, una vez que los habitantes del paleolítico vieron satisfechas sus necesidades de caza para el suministro de alimentos, obtenidos gracias a las herramientas de piedra, observó y analizó la posibilidad de recrear las formas de ciertos animales mediante la utilización de pigmentos naturales que plasmaría sobre rocas o paredes de cuevas, y a través también de la talla de pequeñas piezas de hueso, asta y piedra.

Surgen de esta manera en el Paleolítico Superior las primeras interpretaciones del contexto natural que originó el comienzo de la producción de las distintas manifestaciones del arte que el ser humano haya podido realizar, —o por lo menos, hasta el día de hoy, no se conoce muestra alguna de objetos que se ubiquen en algún tiempo más temprano—.

Aunque de manera general se ha establecido que el arte comenzó en el Paleolítico Superior, específicamente en la industria magdaleniense, es necesario mencionar que difícilmente se podría conocer el origen real, ya que algunas piezas se han datado en industrias más tempranas como la Auriñaciense.

Israel H. Ortega. Divisiones arqueológicas del Paleolítico Superior y desarrollo de diversas industrias líticas. Elaborados con imágenes diversas de internet.

Arte Paleolítico

El arte paleolítico se clasifica en dos: arte parietal y arte mobilar. El primero de estos es el realizado directamente sobre las paredes de las cuevas o incluso en rocas de grandes dimensiones difíciles de transportar, conocido como pintura rupestre; en tanto que el arte mobilar, corresponde a todos aquellos objetos producidos a una escala de tamaño fácil de mover de un lugar a otro; estos últimos principalmente fueron elaborados sobre piedras pequeñas y huesos o astas de animales como el reno, con los cuales se tallaron las figuras femeninas conocidas como Venus Paleolíticas.

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Arte parietal

El arte parietal al igual que el mobilar se desarrolló en Europa; y en el caso de España, es en este país donde existen gran cantidad de cuevas con pintura rupestre; dentro de ese mar de ejemplares destaca la Cueva de Altamira, considerada como la madre del arte rupestre. Aunque en la actualidad se desconoce cuál sea el significado exacto de aquellas pinturas, han surgido distintas hipótesis que tratan de comprender el por qué aquellos habitantes llevaron a cabo ese tipo de expresiones artísticas.

Por ejemplo, se cree que fueron elaboradas para comprender el movimiento de los animales en manada y favorecer, mediante la planificación de estrategias de cacería, la obtención de alimento.

Otras ideas mencionan simplemente esa necesidad del ser humano por imitar su contexto natural.

En muchas pinturas rupestres los animales fueron dibujados aparentemente de cabeza. Sin embargo, al no conocer, en el Paleolítico, la existencia de la perspectiva, posiblemente representaban a los animales volteados queriendo simular algún tipo de movimiento. A la derecha se aprecia un momento determinado de convivencia de tres ciervos caminando en dos direcciones, —croquis elaborado con perspectiva—; a la izquierda una posible interpretación de la realidad en la época paleolítica, tal como aparecen en las cuevas.

El arte parietal junto con las industrias líticas se pueden clasificar de manera general y con años estimados para una mejor identificación en el tiempo, del más antiguo al más reciente, en:

Cueva de Altamira

En cuanto al arte parietal, sólo se mencionarán brevemente dos cuevas con pintura rupestre, ambas localizadas en España, comenzando por la que hasta el día de hoy es considerada como:

«La cueva de Altamira es la máxima representación del espíritu creador humano. Presenta un arte en grado de excelencia. Las técnicas artísticas (dibujo, pintura, grabado), el tratamiento de la forma y el aprovechamiento del soporte, los grandes formatos y la tridimensionalidad, el naturalismo, la abstracción y el simbolismo, todo está ya en Altamira.» ²

Altamira se localiza en el municipio de Santillana del Mar, perteneciente a la Comunidad Autónoma (La división política de España agrupa a los municipios en Comunidades Autónomas que, en una comparativa con México, serían el equivalente a cada uno de los Estados de la República Mexicana) de Cantabria, al norte de España. Colinda al oriente con la Comunidad Autónoma de País Vasco.

Destaca la geografía de la zona ya que no posee grandes montañas o barrancas, a diferencia de la Cueva de Covalanas, la cual se analizará más adelante.

Se tiene conocimiento que la Cueva de Altamira estuvo habitada entre hace 35 mil y 13 mil años a. C., aunque los pigmentos con los que se elaboró la pintura rupestre se encuentran datados a finales del Gravetiense, 22 mil años a.C., hasta el Magdaleniense, 13 mil años a.C. aproximadamente.

Pese a lo anterior, no se han encontrado restos humanos pertenecientes al Gravetiense, dato especial debido a que en el caso de una cueva resulta interesante destacar que los estratos que contienen alguno de estos restos no siempre indican que las pinturas rupestres correspondan a cierta etapa, ya que los pigmentos ubicados en las paredes o techos pudieron haber sido elaboradas en el Magdaleniense, mientras los restos óseos quizá puedan pertenecer al Auriñaciense.

Es decir, un objeto depositado en el suelo, con el tiempo es cubierto por distintas capas de tierra, lo que podría ubicarlo, por ejemplo, en la industria Magdaleniense; en cambio, la pintura rupestre debido a que se localiza en lo alto de las cuevas —paredes o techos—, difícilmente podría revestirse por algún estrato. Así pues, un bisonte dibujado hace 30 mil años a.C. pudo haber visto pasar las industrias Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense. Lo que indica que no siempre los restos humanos o cualquier otro objeto hallado pertenece en específico a la pintura.

Ubicación de La Cueva de Altamira y el Arte Rupestre en la Costa Norte de España. Imagen tomada del sitio web del Museo de Altamira.
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Imagen satelital tomada de Google Maps.

El recorrido en línea recta de la Cueva de Altamira es de 270 metros y a lo largo se localizan distintas áreas perfectamente ya identificadas que en total suman diez, de las que destacan el vestíbulo, la Gran Sala, el Techo de los polícromos y la Cola de Caballo, entre otros. Las representaciones gráficas en esta cueva son principalmente bisontes, aunque también es posible ver ciervas y caballos.

Cabe destacar que las particularidades, y por ende la importancia de Altamira, radica en que las pinturas allí elaboradas son policromáticas, a diferencia de Covalanas; a su vez, es perfectamente identificable que quienes las pintaron tuvieron claras intenciones por distinguir las distintas texturas del cuerpo de los animales representados, tales como el pelaje del lomo, las patas y, con un buen trazo, el dibujo de las pesuñas.

También se han encontrado líneas en relieve en ciertas paredes cuyo significado aún se desconoce. Se cree que posiblemente fueron los primeros intentos por inventar algún tipo de escritura o simplemente símbolos. Quizá más allá de la interpretación a la que se les han querido atribuir, se trate solamente de paredes grabadas como producto del afilamiento para preparar los instrumentos con los cuales procedieron a pintar o incluso las herramientas de cacería.

Por otro lado, en esta cueva existen bisontes dibujados con pigmentos rojos, destacando que el lomo y la cola se realizaron con tonos negros, además de la técnica en el trazo para representar muy posiblemente el pelaje.

Bisontes pintados en El Gran Techo de la Cueva de Altamira. Es posible apreciar el uso del color negro para
diferenciar las texturas del lomo y la cola; así mismo se distingue el cambio del tipo de trazo que hay entre el
cuerpo, la cola y el lomo, para éstas dos últimas se usó una secuencia de líneas cortas para simular parte del
pelaje. Imagen tomada del sitio web <https://www.cultura.gob.es/cultura/areas/museos/mc/ceres/catalogos-tematicos/altamira/arte-rupestre/techo-policromos.html>
Bisonte encogido, Altamira. En esta representación destaca que la forma del relieve de la roca fue
aprovechada para dar forma de un bisonte encogido. Imagen tomada del sitio web <https://ceres.mcu.es/> con número de inventario CE57922.

Cueva de Covalanas

Esta cavidad geológica se localiza en el municipio de Ramales de la Victoria, en la Comunidad Autónoma de Cantabria, prácticamente colindando con País Vasco. —ver imagen 3, página 8—. La geografía en esta área es completamente distinta a la de Altamira; aquí, el acceso a la cueva se ubica a la orilla de una barranca en la que existen más de tres cavernas. El hecho de encontrarse en una zona de montañas probablemente se justificó debido al control visual que se tiene respecto de la periferia.

Ubicación de la Cueva de Covalanas. El círculo rojo enmarca la entrada a la cueva.
Imagen inferior: Vista satelital, el acceso a la cueva se localiza al final del camino en zigzag; imagen superior izquierda, vista panorámica de la cueva; imagen superior derecha, detalle del acceso a la cueva.
Plano de la cueva de Covalanas. Tomada de: Moure Romanillo, Alfonso. Las cuevas de Ramales de la
Victoria, Cantabria: arte rupestre paleolítico en las Cuevas de Covalanas y la Haza. España: Universidad de
Cantabria, 1991.
Ciervas. Tomadas de Moure Romanillo, Alfonso. Las cuevas de Ramales de la Victoria, Cantabria: arte rupestre paleolítico en las Cuevas de Covalanas y la Haza. España: Universidad de Cantabria, 1991.
Ciervas. Tomadas de Moure Romanillo, Alfonso. Las cuevas de Ramales de la Victoria, Cantabria: arte rupestre paleolítico en las Cuevas de Covalanas y la Haza. España: Universidad de Cantabria, 1991.

Arte mobilar

Como ya se mencionó, el arte mobilar es aquel producido en fragmentos de piedra, hueso y astas que fácilmente es transportado de un lugar a otro; en esta clasificación es donde se encuentran las figurillas, mayoritariamente femeninas, más antiguas creadas por la humanidad.

Conocidas como Venus Paleolíticas, éstas surgieron aproximadamente hace poco más de 35mil años a.C., aunque al igual que el arte parietal, es difícil ubicarlas en una industria determinada debido a que en el Auriñaciense y Solutrense se han identificado piezas muy incipientes de la representación del cuerpo de la mujer.

Existen ejemplares elaboradas en marfil, madera, hueso y piedra, entre otros minerales.

Así mismo, al igual que la pintura rupestre, las Venus Paleolíticas se cree que poseían un vínculo mágico-religioso cuyas figuras podrían fundamentarse con el culto a la fertilidad, ya que la mujer es la proveedora de vida, y las venus encontradas son representación del cuerpo humano femenino.

Para el estudio de las figuras, éste puede ser analizado desde distintos factores tales como:

  1. La técnica. Se distinguen por ejemplo si fueron pintadas, grabadas, esculpidas o modeladas.
  2. La temática. Mujeres grávidas, esbeltas, obesas, de pie, sentadas y la existencia o no de algún tocado.
  3. La cronología. Como una primera etapa, entre los años 23 mil y 18 mil a.C.; en una segunda etapa, de los 14 mil a 9 mil años a.C.
  4. La geografía. Organizadas de acuerdo con el lugar en el cual fueron encontradas.

De todas las clasificaciones antes descritas, la más aceptada es la última, por lo que muchos estudios aún se basan en dicha ordenación misma que a su vez se divide en cinco grandes grupos geográficos:

  1. Grupo pirineo-aquitano
  2. Grupo italiano o itálico
  3. Grupo renano-danubiano
  4. Grupo ruso
  5. Grupo siberiano

Grupo Itálico

Las principales estatuillas pertenecientes a Italia fueron encontradas en una región denominada Grimaldi, cuya traducción al castellano es Acantilados Rojos, ubicada cerca del Mar Mediterráneo. En este grupo se mencionarán cuatro figurillas con características muy similares.

Venus de Grimaldi

Esteatita ambarina elaborada con dimensiones robustas pero mejor definidas; la cabeza es de forma más redonda y claramente se distingue dónde comienza la parte superior y dónde termina la barbilla; la silueta del cuello está brevemente trazada, pero se pierde todavía con el resto de los hombros.

Hay una clara separación entre el tórax y los senos; el abdomen muestra un volumen en forma circular flanqueado por dos bolas que posiblemente sea la representación de las manos. El sexo se encuentra señalado con dos líneas, aunque no llega a la perfección como en otros ejemplares.

La Mujer del Bocio

Fue elaborada en hueso, dato sumamente importante ya que el paso de miles de años ha desintegrado su superficie con mayor facilidad, por lo que no es posible establecer si la carencia de rasgos físicos en el rostro sea derivada de la acción del tiempo o en realidad jamás fueron trazados; a diferencia de la anterior, el cuello no está tan delineado y tampoco se distingue el tórax de los senos; sin embargo, el abdomen es un poco más esbelto.

Ambas piernas se encuentran juntas y en posición vertical sin definir los pies. Su nombre fue dado por un tal Piette, quien aseguraba que el volumen del cuello era un bocio, es decir una deformidad cera de la laringe.

Grupo pirineo-aquitano

Venus de Brassempouy

También conocida como «Dama de la Capucha». Con sus 3.6cm de altura y 1.9cm de grosor, fue hallada en Brassempouy, Francia a finales del Siglo XIX. Se estima perteneció al periodo Gravetiense, entre 28 y 22 mil años a.C. Fue tallada en marfil de mamut y representa el rostro de una mujer con ojos y nariz, ya que carece de boca. Además presenta un tocado desde la cabeza hasta el cuello, con figuras claramente cuadradas.

Conclusiones:

El desarrollo del arte a lo largo de la humanidad es sin duda un tema demasiado extenso para su estudio, tanto sus orígenes clasificado en mobilar y parietal como el producido en la actualidad. Llama la atención que las primeras expresiones plasmadas en las pinturas rupestres hayan sido la representación de animales: fuente de alimento; mientras que las figurillas labradas en huesos o astas sean la forma de la mujer: fuente de vida. En ambos casos la temática es la misma pero tratada de distintas perspectivas; es decir aquello que les proveyó algo, es razón suficiente para imitarlo mediante un pigmento o a través del tratamiento de piedras, huesos y astas.

Otro aspecto importante a considerar es que estas clasificaciones y periodizaciones corresponden a Europa, que por muchos años todo lo acontecido ahí se consideró como universal; sin embargo, esa visión debe hacerse a un lado, pues en el continente americano también hay un sin fin de expresiones de arte, entendiendo a éste como una expresión de la especie humana.

Las culturas mesoamericanas y del Tahuantinsuyo desarrollaron también grandes industrias de cerámica y pintura rupestre, como las más de 100 cuevas prehistóricas de Yagul y Mitla, en Oaxaca, México, con 12 mil años de antigüedad declaradas Patrimonio Mundial Cultural en 2010.

Tanto en las europeas como en las de la América Precolombina, resalta la presencia de ocupación humana que intentaron, con los recursos que tuvieron a su alcance, dejar plasmadas diversas manifestaciones de arte (parietal y mobilar) que han perdurado hasta el día de hoy para permitir el conocimiento del desarrollo de nuestra especie humana.

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Referencias:

² Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. El arte de Altamira. s.f. Recuperado en diciembre de 2025 del sitio web <https://www.cultura.gob.es/mnaltamira/cueva-altamira/arte.html>

Fuentes:

*Texto de carácter académico elaborado dentro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México en 2018 como parte de la formación como historiador del autor, con el objetivo de describir brevemente el arte paleolítico de Europa. Algunos palabras han sido adaptadas a 2025.

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